CÓMO EMPEZÓ TODO: KDD NEVASPORT
Este sueño ha sido posible gracias a Nevasport y a Alpeski, así que sólo podemos dar las GRACIAS (en mayúsculas y bien alto). Si sigues leyendo, contaremos porquéEn mi caso, todo se debe a un cúmulo de casualidades y de mucha suerte. Estaba un día en mi casa de Barcelona cuando recibí un whatsapp de mi prima, proponiéndome una escapada de esquí de fin de semana a Panticosa, con motivo de la “quedada(KDD)anual de Nevasport”. La verdad, es que me había hablado durante años de este grupo, pero hasta que la acompañé ese fin de semana no me di cuenta del monstruo que era aquel foro.
Me llamó muchísimo la atención el éxito de convocatoria de aquella quedada, la organización y el ambientazo que se creaba al juntar a tanto amante de la montaña haciendo lo que más les gusta. Me picó la curiosidad y busqué en internet. Wikipedia dice que Nevasport nació en 2001 a manos de un profesor de esquí que decidió crear un portal dedicado a su deporte preferido y que, con el paso de los años, se ha convertido en la web sobre nieve más importante de habla hispana en el mundo, con más de 40.000 visitas diarias. Y este foro es además gratuito para los usuarios y se mantiene gracias a la publicidad y colaboraciones de gente del mundo de la montaña y la nieve.
Gracias a estas colaboraciones organizan una cena en la que hay un sorteo con entrega de premio. Y así fue como yo, que aterrizaba allí totalmente “virgen”, tuve la suerte de que me tocara un premio gordo: forfait de 1 semana para dos personas por cortesía de Alpeski en la estación de St Anton, en el Top 5 de las mejores estaciones de esquí del planeta.
PLANIFICACION DEL VIAJE, LLEGADA, ALOJAMIENTO
Así que le devolví el favor a mi prima y en verano empezamos a planificar el viaje. Nacho Campos de Alpeski, nos gestionó todo de forma muy eficiente. Nos tramitó el coche de alquiler, el apartamento, los seguros de esquí y hasta nos asesoró sobre las mejores combinaciones de vuelos.Mi prima vive en Madrid y yo en Barcelona, así que nos encontramos en el aeropuerto de Münich.Con el GPS del coche y la espalda calentita (llevaba asientos calefactados), descontando la parada para hacer la compra y comer algo, tardamos aproximadamente 3h en llegar a Pettneu. Compramos todo lo que necesitábamos en un supermercado a 10minutos del aeropuerto de muy fácil acceso, y no nos hizo falta volver a un supermercado en toda la semana. Sólo hicimos otra parada por el camino para comprar la tarjeta necesaria para circular en Austria,la Vignette,en una gasolinera.
Por cierto, pagamos unos 70 euros por la posibilidad de que nos dieran el coche con el depósito lleno y poder devolverlo vacío, así que tampoco hizo falta poner gasolina en toda la semana.
Llegamos a Pettneu sobre las 20h de la tarde a unos apartamentos que nos habían reservado desde Alpeski llamados “Bella Monte”(puntación de 9,3 en Trypadvisor). Pettneu está a tan solo 5km de los primeros remontes, unos 10 minutos en bus. El apartamento, como se ve en las fotos estaba perfecto y muy bien acondicionado. Además, disponía de un cuarto para dejar esquís y botas a secar con calefactores individuales.
A pocos metros del apartamento (unos 200m) estaba la parada de autobús donde podíamos coger, de forma gratuita, un bus que pasaba cada 20 minutos y nos dejaba a pie de pista. El primer día lo cogimos para llegar a la oficina de turismo de la estación y recoger los fortfaits. Está todo muy bien comunicado. Sólo usamos el coche un par de veces para esquiar en la zona de Zürs; aunque en realidad, y dependiendo del nivel, la estación está tan bien comunicada que puedes ir y volver en el mismo día.
LA ESTACIÓN
El fortfait nos permitía esquiar en todo el dominio de Alberg, ósea, un total de 306 km para recorrer y 88 pistas. La belleza alpina, la nieve a mansalva y las excelentes pistas hacen de esta estación “otra liga” en el mundo del esquí.Intentaré resumir porqué hoy puedo dar fe de que esta estación se ha ganado la fama de ser una de las mejores del mundo. Para empezar, es uno de los mayores espacios esquiables que existen. Se trata de un dominio enorme, con montañas de altitud, paisajes espectaculares y condiciones de nieve excepcionales. Hay pistas de todo tipo, quizá escaseen las adecuadas para debutantes, pero los esquiadores con niveles intermedios y altos tienen opciones para aburrirse. Bueno, aburrirse lo veo difícil allí, pero nos entendemos.
Además de pistas pisadas y muchísimas surcadas por bumps, hay más de 180 Km de pistas marcadas y accesibles por remontes, pero no pisadas (rutas de esquí). Esto es una gran ventaja para los amantes de los “fuera de pista”. La calidad de la nieve durante toda la semana que estuvimos allí fue espectacular…ni siquiera flojeaba los días de sol a última hora.
A pesar de que sea un dominio que parece inabarcable…está tan bien comunicado que puedes acceder a todas las zonas…sobre todo gracias a la agilidad de las telecabinas.
Así, Arlberg está formado por dos zonas principales hoy conectadas entre sí, St. Anton - St. Cristoph y Lech - Zürs. La zona de St. Anton tiene 4 montañas distintas conectadas entre sí y accesibles por remontes desde el centro del pueblo. Predominan pistas rojas y largas. Quizá haya alguna roja que en España sería negra. Al otro lado del paso del Arlberg, la zona de Lech es algo más tranquilo y sofisticado. Las pistas son preciosas y los paisajes igualmente brutales, con una calidad de la nieve excepcional. Creo que allí es todavía menos fácil encontrar pistas “facilitas”, eso sí.
EL ENTORNO Y EL “APRÈS-SKI”
La zona peatonal de St. Anton am Arlberg es la avenida Flanier-Meile de la localidad de Arlberg. Una callecita con mucho encanto sorteada por tiendecitas pequeñas de suvenires y tiendas de ropa de montaña y bares variados…desde algunos tranquilos y acogedores a otros repletos de gente joven con música en directo y ambiente de fiesta.Nosotras teníamos especial predilección por un bar llamado Anton Bar , al pie del hotel con el mismo nombre por sus cócteles y música cuidadosamente elegida que iba animándose conforme pasaban las horas y el frío se iba pasando. Allí concluimos dos de nuestras jornadas de esquí. Y también ahogamos nuestras penas en esos maravillosos combinados uno de los dos únicos de la semana en los que el tiempo no pudo acompañarnos durante todo el día.
Antes de ir a St Anton, pensaba que, si me iba a una estación de las “high quality” y además en Austria, tendría que sacrificar la parte de “la fiesta”. Una vez más, y también en este contexto, St Anton superó con mucho nuestrasexpectativas (y prejuicios). Y es que, no es que haya un par de bares “cuquis”: hay un ambientazo. A partir de las 3 de la tarde los bares de los alrededores de las pistas se llenan de una multitud con ganas de fiesta que poco a poco se traslada a los bares del centro. El primer día, ya de retirada nos encontramos un par de bares a pocos metros de la estación pero localizados a ambos lados de la pista con música en vivo, DJs y la gente bailando con las botas de esquí dándolo todo. Uno de los más famosos es el Mooser, donde disfrutamos de sus jarras inmensas y su ambientazo…
NUESTRA EXPERIENCIA
Nuestras mañanas empezaban, no muy temprano, desayunando y decidiendo que punto de la estación queríamos conocer.Era fácil llegar con el bus y si no, siempre teníamos el coche, con el que no tardábamos más de 15-20 minutos.Empezábamos la temporada a lo grande y las ganas de esquiar eran locas. Nuestro plan era claro y conciso: no parar de esquiar hasta el cierre o hasta que las condiciones climatológicas nos lo permitieran. Pero las vistas, nos lo pusieron muy difícil, ¿cómo no parar a fotografiar aquella maravilla de paisajes?
Aunque llevábamos mil mapas de las pistas en los bolsillos, nos olvidamos rápido de ellos. Dejamos que nuestros esquís fluyeran conforme al capricho de lo que íbamos viendo nos arrastrase.
Así nos encontramos en pistas entre árboles, vacías, con ese silencio y paz, que sólo la montaña te puede dar.
Y si las bajadas fueron increíbles, la subida en los arrastres, hicieron sentirnos afortunadas de poder grabar tanta belleza en nuestras retinas.
Los telecabinas se convirtieron en un sitio ideal para descansar un poco y aprovechar para comer. Nos encontrábamos la mayoría de las veces con cabinas vacías y con sitios para dejar nuestros esquís.
Todo esto, unido al buen tiempo y al entorno, hizo que comer unos simples bocatas se convirtiera en toda una experiencia sensorial
Embriagadas de felicidad , no pudimos reprimirnos y marcarnos más de un bailecito y karaoke en esas maravillosas subidas
Pero la diversión no se iba a quedar en pistas, y tras días muy buenos de esquí, reponer fuerzas era una estupenda obligación. Para ello contábamos con varios brebajes locales.
Los famosos cafés de St Anton, las jarrazas de cerveza, el jagger boom,… está claro que en esta estación la “hidratación” no iba a faltar.
Y que incluso en esos días que fueron más cortos por la niebla (que fueron solamente dos), esas “pequeñas” jarras de líquidos espirituosos repusieron nuestras tristeza.
Fue un viaje lleno de anécdotas,como cuando tras un larguísimo día de esquí y reposición de líquidos posterior, nos encontramos en el parking de Zürs,ya de noche y a -16 ºC, con nuestro coche y otro, como únicos supervivientes.
No sentíamos ni manos ni pies y sólo teníamos ganas de salir pitando a la ducha calentita Pero la tontuna y el cansancio que teníamos acumulado, hicieron que nos costara arrancar el coche. Decidimos pedir ayuda al otro coche rezagado. Cuál fue nuestra sorpresa, cuando vimos que se habían quedado sin batería y tampoco podían arrancar. Eran una pareja de un chico letón que hablaba perfectamente castellano y una chica rusa que tenía examen de español al día siguiente. Nuestro coche arrancó enseguida, porque realmente sólo faltaba apretar un botón; pero la búsqueda de pinzas y nuestro profundo desconocimiento en mecánica, hicieron que temiéramos dormir esa noche en el bar o en el aparcamiento Al final: el buen rollo, la paciencia, y que el letón tenía más habilidad que nosotras en el tema “pinzas”, consiguieron arrancar su coche. Un show. Acabamos congeladas pero echándonos todos unas risas. Lo gracioso es que coincidimos con el chico días más tarde en pistas. Resultó ser monitor de la estación y nos recalcó que la chica rusa, en realidad, no era su novia…que pillín!!!
Al final, el viaje a St Anton fue una maravillosa experiencia. Ya no sólo por la inmensidad de la estación, que es un pepino, sino la gran calidad de la nieve, el tiempo,la facilidad de los accesos y el Après-ski. Eso unido a la buena compañía se traduce en que haya sido un viaje perfecto.
Gracias de nuevo a Nevasport y a Alpeski, por haber hecho posible este sueño.