Exprimiendo Lunada [20-02-21]
Llegamos al aparcamiento y la primera visión es desoladora. Pero mirando en profundidad se intuye un tubo a la izquierda por donde aparentemente podremos subir
En esta foto vemos por dónde arrancamos la semana pasada, hoy es imposible
Nos equipamos y nos calzamos los esquís directamente al lado del coche. Evitamos la limahoya, ya que vemos roturas (con riachuelo debajo…)
Subimos felices por estar al aire libre, disfrutando de la naturaleza… y sin mascarilla!
La lluvia había dejado sus marcas, pero la calidad de la nieve era bastante aceptable.
Vamos ganando altitud. Una vez superada la caseta del remonte nos cruzamos a la izquierda, buscando la zona más resguardada del viento y donde sabíamos por la experiencia de la semana anterior que iba a haber nieve y de buena calidad. Toca hacer un poco de agroesquí (y de boñigaesquí)
Cruzando el prado nos sorprende una fuerte racha de viento que nos obliga a agacharnos
Pero pasa rápido, y cruzamos sin más incidencia
De vuelta a la nieve, buscando los pasos. Alternamos corredores estrechos…
Con amplias explanadas bien cubiertas de nieve. Al fondo, a la izquierda vemos el acceso al Picón del Fraile, y a la derecha los primeros bloques de Peña Lusa
Un poco de postureo con estas vistas nunca está de más, no?
Bea aprovecha para seguir con el cursillo avanzado de “Yoga in the snow”, esta vez con los esquís puestos…
Y seguimos subiendo (música de Benny Hill)
A unos 50 metros del collado el viento arreció, además proyectaba nieve y hierbas secas contra nuestras caras, así que prudentemente optamos por quitar las focas y disfrutar de los giros que nos habíamos ganado. La nieve, si bien no estaba tan buena como la semana anterior, estaba disfrutona. Bea en acción
Buscando los corredores de nieve por donde habíamos subido
Al llegar al punto donde nos habíamos cruzado el prado, decidí tirar recto, pensando que la discontinuidad iba a ser menor. Acerté, pero aún así no nos libramos del agroesquí…
Bea a punto de iniciar el paso.
Vuelta a la nieve, a disfrutar lo que nos quedaba de bajada.
Con alguna que otra estrechez, pero disfrutando. Mejor aquí que en el sofá, ¿no?
Una vez metidos en el tubo inicial, el viento ya no nos golpeaba con tanta fuerza, así que llegó el momento de seguir con la lección de yoga
Buffff… me duele sólo de verlo
Otra fotito para el recuerdo, no parece que estemos sufriendo mucho 😉
Y a apurar los últimos metros antes de volver al coche.
Después de recoger los achiperres y que uno de mis guantes decidiese emprender una aventura en solitario ayudado por el viento (aventura que fue interrumpida tan pronto me di cuenta de que se había escapado), nos despedimos de Lunada. A ver si se cumplen las previsiones (de momento así es) y nos cae algo de nieve para poder volver la próxima semana.
En el camino de bajada paramos en una quesería a comprar quesos y yogures para completar el día. A ver qué tal están.