El fuera de pista es un mundo complejo y lleno de matices, difícil de glosar en la docena de artículos que hemos escrito al respecto. No obstante, hoy traigo unas recetas sencillas para mejorar nuestro esquí fuera de pista: Paciencia, Progresividad y Práctica. Suena aburrido pero no es lo que parece, juas. Veámoslas.
1. Paciencia
Hemos explicado en multitud de ocasiones la necesidad de ser pacientes al inicio de los virajes en todo tipo de condiciones; en el fuera de pista sea, quizás, lo más importante. En las pistas pisadas nos podemos permitir el lujo de girar mal y rápido los esquís, pero en el fuera de pista no, ya que hay mucha fricción y las tablas pueden estar total o parcialmente hundidas en la nieve. Cuando en esas condiciones intentamos girar impacientemente, llevados por las prisas o la desconfianza, los esquís no pueden vencer la fricción, transmitiéndonos mayor sensación de descontrol y dificultad y, por supuesto, arruinando el resto de la curva. Si observamos la secuencia de fotos, veremos cómo es relativamente mayor el tiempo y el espacio requerido para iniciar un viraje y dirigir los esquís hacia la máxima pendiente (de la foto 1 a la 5) que para hacerlos salir de ella en la fase de control (fotos 6 y 7). La paciencia permite a los esquís, sencillamente, dirigirse cuesta abajo iniciando la curva, además de facilitarnos adoptar una mejor posición.
2. Progresividad
Puede parecer lo mismo que la paciencia, pero no lo es exactamente aunque esté relacionada con ella. La progresividad la aplicaremos en la fase de control de la curva, en la que tenemos que cortar la nieve con los cantos, para salir de la máxima pendiente, con un movimiento continuo y hacia adelante, no lateral. Es la única manera de poder sentir, regular los movimientos y adaptarnos a los cambios de calidad de la nieve sin forzarla. Cualquier exceso de presión o rotación será inútil, y sólo contribuirá a que sobreviremos, nos encarrilemos o tengamos que soportar más fuerzas de las ya existentes, que se van generando hasta el final de la curva. La misma progresividad que empleamos en la acción de las piernas y los pies, podemos también aplicarla al movimiento del bastón, y ello se coordinará generando una sinergia positiva entre todas las extremidades.
Los movimientos en la nieve virgen son los mismos que en las pistas pisadas, con las adaptaciones naturales al terreno, a veces cambiante. Un canteo progresivo, buscando un corte limpio en la nieve, nos permitirá regular acomodándonos a los posibles cambios de consistencia y vencer sin dificultad la fricción de estos terrenos sin preparar. Coordinar esto con el clavado de bastón añadirá todos los beneficios que ya hemos comentado en otros artículos.
3. Práctica
El fuera de pista es un entrono agreste y sin control, lleno de matices que lleva años llegar a conocer. Muchas personas salen una sólo vez fuera de pista y sacan conclusiones precipitadas, bien desanimándose o, por el contrario, creyendo que ya son capaces de todo. Reconocer todos esos matices que nos permitan esquiar con seguridad y fluidez, requieren de práctica atenta y continuada que, probablemente, no tenga fin en toda nuestra vida como esquiadores. El atractivo es que, la propia práctica, es una fuente de placer junto con el descubrimiento de las infinitas variaciones del entorno natural; en suma, parte importante de lo que nos mueve a subir a la Montaña.
Las situaciones fuera de pista pueden ser de lo más variadas; pendientes como la que se aprecia en la foto, con cambios bruscos, obstáculos, saltos, variaciones en la consistencia desde el polvo fresco y suelto hasta las costras más inestables o las nieves transformadas más pegajosas. Sólo la práctica atenta nos permitirá ir adquiriendo poco a poco todos los recursos técnicos y mentales necesarios para esquiar con solidez y seguridad; eso sí, a través de un camino muy estimulante.
Así que, recordemos, el fuera de pista no es tanto una cuestión de técnica como de táctica y estrategias: paciencia al inicio de la curva, progresividad durante la conducción y práctica continua para aprender y disfrutar de los variadísimos matices que ofrece el entorno.
¡Buenas huellas!
Carolo © 2013
Fotos © Jan Vokaty
Las fotos aquí publicadas no son "demostraciones de escuela" y no tienen la intención de servir como modelo, sino como mero refuerzo gráfico para el texto. Tanto las ideas vertidas como las ilustraciones sólo muestran la visión y el estilo personal del autor. El esquí es un deporte complejo y que puede ser arriesgado; su aprendizaje y perfeccionamiento es un proceso continuo en el que todos, autor incluido, estamos inmersos; el lector debe interpretar estos artículos según su mejor criterio de prudencia.