En estas fechas, pleno verano, y ante la falta del elemento imprescindible, la nieve, retomo o continuo lo que empecé hace casi dos años, las relaciones entre la nieve, sus lugares, los países y su música, o quienes la hicieron y en lo que se inspiraron.
La culpa de todo lo que le pasó a nuestro personaje la tuvo la I guerra mundial. Su padre fue movilizado y su madre se fue a vivir a Grenoble con sus dos hijos. Desde esos momentos, el que con el tiempo sería uno de los grandes músicos de s.XX, quedó unido a los Alpes, las montañas y sus pájaros.
No mantendré más la intriga. Me estoy rifiriendo a Olivier Eugène Prosper Charles Messiaen.
Olivier Messiaen para los amigos de la música y de la de nuestro tiempo en particular.Y digo esto último por que la música de Messiaen no es una música que en principio podamos poner en el cd del coche para un viaje, o mientras tomamos una copa con unos amigos después de cenar. Su música merece ser escuchada en solitario y haciendo en un principio un esfuerzo en cuanto a documentarnos de sus intenciones.
A los 7 años ya había compuesto su primera obra, evidentemente totalmente distinta al estilo que en su madurez le caracterizaría, pero fue en esa edad cuando se enamoró de los Alpes, mientras escuchaba el canto de los pájaros y estudiaba en una casita a orillas del lago Laffrey, en Petitchet [size=x-small](bonitas fotos)[/size]
La II guerra mundial le alejó de sus montañas, y le llevó a un campo de concentración Görlitz en la Alsacia alemana, donde permaneció encarcelado en el campo de prisioneros Stalag VIII-A. Allí, entre los mismos prisioneros, conoció a un violinista, a un cellista y a un clarinetista. Inicialmente, escribió un trío para ellos, pero poco a poco él mismo (el piano) se incorpora al trío y compone su obra Cuarteto para el fin de los tiempos (Quatuor pour la fin du temps).
Su estreno se realizó en el campo de concentración. El público consistió en prisioneros y guardias, el tocó en un maltrecho piano vertical destartalado, todos estaban congelándose, era enero de 1941.
Así la obligada reflexión de la vida del campo fructificó en una de las obras maestras de la música clásica europeas del siglo XX.
El "para el fin del tiempo" ("pour la fin du temp") del título no es puramente una alusión al Apocalipsis, el tema aparente del trabajo, sino que también se refiere a la manera en la cual Messiaen, con ritmo y armonía, utilizó el tiempo musical de una manera totalmente diferente de la música de sus precursores o contemporáneos.
"Quatuor pour la fin du temps"
mientras viajamos.
Tuvieron que pasar los malos años de la postguerra para que Messiaen se reencontrara con los Alpes.
Comenzó peregrinando cada año y siempre al mismo lugar al hôtel Castillan en La Grave.
La Grave es un pequeño pueblecito a 1525 m de altitud sobre una pendiente rocosa que nos lleva al valle de la Romanche.
Para nosotros es conocida como una estación de esquí más, de las innumerables estaciones alpinas, quizá lo único de particular que tiene es que un sector de la misma es La Meije (3998m).
Un glaciar no muy extenso pero que cuenta con un remonte que nos sube a 3200 m. y que ofrece unos itinerarios fuera de pista de impresión.
La Meije cuenta con dos sectores. Le Chazelet (1500 à 2 100 m), y Le Col du Lautaret (2 000 à 2 300m) (al menos así lo cuentan ellos en su web) Los téléskis des Trifides et du Dôme de la Lauze permiten acceder a los 3550m.
Allí se encuentran dos pistas balizadas y el acceso al dominio vecino de les 2 Alpes.
En La Meije se celebra el famoso Derbi de la Meije que como ellos dicen , se trata de tres días de nieve, fiesta, exposiciones, arte en la calle, y seguridad en la montaña, la proxima edición será del 2 al 4 de Abril año 2008.
Pero para los que para fiesta no necesitamos irnos fuera de casa, lo que hace atractivo el Derbi de la Meije es la carrera que se celebra desde la cima (3500m) a la que llega su remonte.
Como anuncian en su web la tradición aconseja el hacerlo con disfraz, y se puede competir en equipo, (tres personas y al menos una de ellas fémina) y con cualquier artilugio que nos "ayude" a llegar a la base.(Ski, monoski, télémark, snowboard ou tout autre engin de glisse de son choix sont aceptes. En este caso lo importante (aunque sea muy manido) es participar y llegar.
Si os animais a participar debereis rellenar una inscripción) http://www.derbydelameije.com/?pg=REGLEMENT_fr&lng=fr&im=6 pagar una tasa que da derecho al remonte, firmar que os responsabilizais de lo que pueda pasaros, y enviar un certificado médico como que no estais podridos.
De hecho este pasado año ya hubo una buena representación de foreros encabezados por la Alemana Carol y algunos otros que al final desistieron ante la adversidad o la pendiente (no se sabe). Nosotros estuvimos a punto de animarnos (quiza este año) y si no lo hicimos fue porque pocos días antes la nieve era justita.
en el que por cierto sale Carol.
Si quereis reiros hasta "jartaros" no dejeis de leer las experiencias de Juangay en ese viaje.
Pero volvamos al gabacho que me ha dado pie a contaros todo esto.
Pasados los peores años, Messiaen se instala en La Meije, donde se compra una casa, y se dedica a ejercer sus dos grandes pasiones, la música y la ornitología.
De hecho el considera que es un profesional de ambas por igual, y supo fusionar las dos de una manera admirable y única.
Además de descubrir nuevas técnicas compositivas para él mismo, Messiaen encontró y absorbió música exótica en su estilo compositivo, incluyendo antiguos ritmos griegos, ritmos hindúes (él encontró la lista de gadevagadeva de 120 unidades rítmicas, las deçî-tâlas2) gamelan de Balí y Java, cantos de pájaros y música japonesa.
En 1952, a Messiaen le solicitaron una pieza para flauta, para ser interpretada en los exámenes de acceso al Conservatorio de Paris y compuso Le merle noir, para flauta y piano.
Mientras que Messiaen había estado siempre fascinado por el canto de los pájaros, y que los pájaros habían aparecido en varias de sus primeras obras (por ejemplo, La Nativité, Quatuor y Vingt regards), esta pieza para flauta está basada enteramente en el canto del mirlo.
Llevó su desarrollo a un nuevo nivel en 1953, con su obra orquestal del Réveil des oiseaux; el trabajo se compone casi enteramente de canto de pájaros, tomando como su material los pájaros que escuchaba entre la medianoche y el mediodía en las montañas del Jura.
A partir de este período hacia adelante Messiaen incorpora el canto de los pájaros en sus composiciones, y compuso de hecho varios trabajos para los cuales los pájaros proporcionan el título y el tema (por ejemplo la colección de trece pedazos del del catálogo d'oiseaux para piano terminó en 1958).
Lejos de ser transcripciones simples de cantos de pájaros, estos trabajos son poemas sofisticados del tono que evocan el lugar y su atmósfera. Comenta Paul Griffiths que Messiaen era un ornitólogo más concienzudo que cualquier compositor anterior, y un observador más musical del canto de los pájaros que cualquier ornitólogo.
Messiaen estaba fascinado por el canto de los pájaros; decía que los pájaros eran los mejores músicos y se consideraba así mismo tanto ornitólogo como compositor. Transcribía el canto de los pájaros en sus viajes por todo el mundo, e incorporó las transcripciones de estos cantos en gran parte de su música.
Su uso innovador del color, su concepción personal de la relación entre el tiempo y la música, su uso del canto de los pájaros, y su intento de expresar profundas ideas religiosas, todo se combina de tal modo que hace casi imposible confundir una composición de Messiaen con una obra de cualquier otro compositor clásico occidental.
La última prueba de la pasión que Messiaen sentía por estas montañas está en la obra "Et Expecto Ressurectionem Mortuorum" de 1965, compuesta contemplando la Meije y encargada por A. Malraux. Su deseo fue este:
"Deseo que la interpretación de et Expectro se realice al aire libre en la alta Montaña de la Grave frente al glaciar de la Meije, en esos solemnes paisajes que son mi verdadera patria."
Un error de los músicos contemporáneos es atribuir una excesiva importancia al fenómeno sonoro. La música no se compone exclusivamente de sonidos.
O. Messiaen
"Je suis un Français des montagnes, " es la frase que se le atribuye cuando descubrió la Meije y con ella sus dos pasiones de los Alpes, música y pájaros.