Un día en Breuil Cervinia
Este verano decidimos dirigir nuestros pasos a la bella Italia y qué mejor forma de empezar tan excepcional viaje que disfrutando de unas bajaditas en el Plateu Rosà.
El 16 de Agosto, primera jornada en tierras francesas, el plan era subir el Aiguille du Midi y contemplar los Alpes desde el Mont Blanc, pero un tal Murphy hizo que ese día no dejase de llover en prácticamente todo el día, así que el plan B fue ir a visitar Annecy (precioso, por cierto, bien merece una visita):
De camino hacia el túnel del Mont Blanc pudimos hacer algunas fotos del glaciar:
Al día siguiente, y tras un fantástico desayuno y una muy agradable conversación con la familia que nos alojó, emprendimos viaje hacia Breuil Cervinia. A mi, novata recalcitrante pero con esto del esquí muy agarrado a mis emociones, los nervios apenas me dejaron disfrutar del espléndido paisaje, mis ojos buscaban con avidez las primeras señales de nieve al salir de cada curva.
Después de desembolsar una cantidad disparatada por el alquiler de los equipos y los forfait correspondientes, por fin nos subimos al primero de los 3 telecabinas que nos llevarían a la Testa Grigia (Plateau Rosà).
Nada más empezar la ascensión tuvimos la oportunidad de contemplar el imponente Cervino (Matterhorn), que enseguida se cubrió de nubes como es habitual:
Durante el segundo trayecto, desde Pla de Maison hasta Laghi Cime Bianche, nos deleitamos con unas preciosas vistas del lago Goillet, con ese azul tan característico de los lagos glaciares:
El Lago Cime Bianche no presentaba un aspecto tan espectacular como el Goillet, pero no dejaba de tener su encanto:
Y por fin… ¡¡¡ el Plateau Rosà !!!
Malísimos los esquís y peores las botas, sin contar con los problemas que tenemos los novatos con los arrastres dobles y con los abusos de ciertos personajillos que se creen que aquello es patrimonio suyo, pero la experiencia de esquiar en el glaciar en pleno verano fue única y me ha dejado un gran recuerdo y unas sensaciones increíbles.
Churriiiii ¿cuándo repetimos?