y el bestia:
os presentan ...
Esta pequeña aventurilla empezó cuando mi jefe me preguntó todo extrañado por si no iba a pillarme esos tres días mágicos de la última semana de diciembre, ya que cogiendo esos tres días podría disfrutar de 11.
El caso es que según me lo dijo, pues se encendió la malévola máquina de pensar, que no significa que todos los pensamientos sean buenos y correctos, pero al menos se enciende la y decidimos viajar a aquellas lejanas tierras helvéticas del 26 al 30.
Como siempre, un viaje sin incidencias, no es un viaje. Cuando llegamos a la zona de alquiler de coches del aeropuerto de Zürich, lo primero que nos dicen es que el coche que habíamos alquilado (BMW serie 1, que pa dos anda de sobra y más por 200 €) no estaba disponible. Por tanto, nos dieron lo poco que tenían:
Y para compensar, nos rebajaron la franquicia del seguro y la vignette ya venía incluida, así, con dos cojones
A mí me habían comentado que los suizos son unos antipáticos y desagradables, pues el caso es que los estuve buscando, pero no llegué a encontrarlos, la gente se deshace en atenciones, un trato increíble, ya me gustaría a mí ese trato por nuestras tierras. La del alquiler, la gente que preguntabas por el camino, el del hotel, el del alquiler de esquís (que me dio unos pepinos alucinantes), los de los restaurantes, la gente de Zürich, vamos, difícil era encontrar a alguien antipático. Quizás influye el hecho de que yo chapurree algo de alemán (peor de lo que yo quisiera), pero la verdad, es que volví encantado del trato recibido por los suizos.